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La primavera ya hace acto de presencia y la gente previsora estará organizando su botiquín ante posibles síntomas o reacciones alérgicas. Un acto que debe ser muy extendido, así como la información sobre las alergias, ya que no solamente aumentan las alergias durante la primavera, sino que están siempre presentes en alimentos, hongos, picaduras, etc. Y es que a lo largo de nuestra vida entramos en contacto con unas 60.000 sustancias que pueden desencadenar una alergia.

 

Las alergias son una reacción de nuestro organismo cuando una sustancia externa penetra en nuestro cuerpo (ya sea si la hemos comido, tocado, respirado, etc.) Los desencadenantes pueden ser varios como alimentos, medicamentos, sustancias en el aire como por ejemplo el famoso polen o los hongos y ácaros del polvo. En el momento que entramos en contacto con ellos el organismo, al reconocer a este “invasor”, intenta neutralizarlo mediante diversos mecanismos, unos mecanismos que se vuelven dañinos contra el propio cuerpo. Este auto-ataque lo podemos conocer como los “síntomas de la alergia”.

 

Éstos síntomas pueden manifestarse de muchas maneras, pero las más comunes suelen producirse en el sistema respiratorio (estornudos, lagrimeo, obstrucción nasal, tos…), el digestivo (diarrea, vómitos o dolor abdominal) o en la piel (ampollas, rojeces, urticarias, vesículas, etc.)

 

No existe una edad concreta en la que prevalezcan las alergias, sino que desde que nacemos podemos mostrar estas reacciones. En ocasiones se puede desarrollar una respuesta alérgica a un alimento o sustancia que se ha tolerado siempre, pero es que el número de contactos que un individuo necesita para desarrollar síntomas varía mucho de una persona a otra.

 

Ante este panorama hay dos modos de tratar estos problemas: el tratamiento convencional y el homeopático. Éste último se trata de uno de los motivos más comunes en la consulta de los profesionales homeópatas. Si recurres a un médico homeópata, éste planteará el tratamiento desde 3 vertientes. La primera de ellas será la sintomática la cual es altamente eficaz, rápida y segura, además de evitar el uso de antihistamínicos. La segunda vertiente, la preventiva, se adapta al paciente y permite obtener resultados estables en el tiempo sin recurrir a corticoides. Por último se abordará el tratamiento desde un punto de vista etiológico o de la causa.

 

La información, junto con la homeopatía, serán las mejores herramientas para hacer frente a la alergia, y formar parte de ese grupo de personas previsoras que ya comienzan a prepararse su botiquín.